Desde que Atom Egoyan hizo El dulce porvenir ha tenido mucho
tiempo para echarse a perder. Ha demostrado sus progresivos esfuerzos para
conseguirlo a lo largo de toda su filmografía. Condenados es, en cierto modo, una vuelta a El dulce porvenir, cosa que pone de
manifiesto, con más intensidad, el bajo nivel en que se encuentra.
Unos niños fueron asesinado en Arkansas en
1993. Tres chicos de 16, 17 y 18 años, a los que les gustaba la magia y el
satanismo, fueron acusados. No había, en realidad, pruebas sólidas contra
ellos. Egoyan cuenta lo chapucero de todo el proceso y las reacciones de
la población.
La película es aburrida y me parece muy
débil en planteamientos. Tanto en el modo de explicar las cosas como en la
psicología de los personajes. Me da la sensación de que Egoyan se ha
hecho un lío con todo el proceso, que ni él mismo se aclaró con lo que pasó,
que su mirada es muy superficial.
Me decidí a verla porque salían Mireille
Enos (dos escenas) y Amy Ryan (una escena), además de Reesse
Witherspoon y Colin Firth.
Volverán a pasar años antes de que me decida
a ver otra de este señor.
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