27/7/13

Ahora me ves...

Mucha gente cree que lo que pasa en las películas es verdad. Que los actores interpretan lo que son. Que sería posible lo que se cuenta. Hay un proceso mental muy común que en muchos casos hace que se confunda realidad y ficción.
Muchos periodistas contribuyen a ello afirmando que el mensaje es el medio. Que lo que cuentas es el modo de contarlo. Que el impacto del titular, aunque no sea exacto, acerca a la verdad.
A mí me formó la Historia del Arte y sé que tengo que ver las cosas desde afuera. Lo que me interesa, lo que me fascina, lo que realmente me parece bello, es descubrir el truco que uso el medio para transmitir el mensaje.
Por eso asocio magia y cine. Por eso me gustan las pelis de magia. En cierto modo son metáforas mutuas. El engaño que nos hace creer que algo es auténtico, lo imposible con apariencia de verdad.
-¡Señoras y señores! ¡Un espectáculo en tres actos contra el FBI!
La he disfrutado muchísimo. Veo sus fallos. El artificio se come a los personajes. Son esquemáticos y no queda clara su evolución: no entendemos bien a Ruffalo, ni que Mélanie Laurent se enamore de él, ni que los cuatro jinetes se metan en lo que se meten. El espectáculo es lo principal. Y, la verdad, nunca una primera hora de película se me había pasado tan rápido. Un ritmazo brutal al servicio del espectáculo y el suspense.
Pienso que otro director que no fuese Louis Leterrier le habría sacado aún más partido. Pero me parece un entretenimiento muy logrado.

No hay comentarios: