8/7/10

Shrek, felices para siempre

Shrek, felices para siempre. O Shrek 3D. O Shrek 4. O Shrek. El capítulo final.
Antes de ir al cine a verla estuve discutiendo con un amigo si ésta era la tercera o la cuarta parte. Él ya confundía unas con otras y no tenía claro cuántas había visto. La segunda y la tercera se le mezclaban.
Lógico.
Esta confusión hasta para titular la película es buena expresión de lo que ocurre en la trama. La idea no es otra que la de ¡Qué bello es vivir! Aquí George Bailey (ay, James Stewart, cuánto te echo de menos) se llama Shrek. ¿Qué habría pasado si Shrek no hubiese rescatado a Fiona? Y, con esta excusa, volvemos a empezar, a (re)presentar a los mismos personajes pero con mucha menos gracia, menos humor, menos música. Porque si Shrek (la primera, la válida) fue rompedora, deconstructiva, genial, poniendo del revés a los cuentos de hadas, las siguientes se limitan a ser repetición de gracias.
Hay momentos divertidos, claro. Y hasta ingeniosos. Esa aparición de Fiona como líder guerrera, con faldita escocesa, en plan William Wallace, liderando la resistencia de los ogros contra las brujas, tiene mucha gracia. Pero son chistes aquí y allá, no es una trama sólida y contundente.
Iba cuesta abajo y ya era hora de que acabara. Ahora viene el spin-off de El gato con botas.
-Traedme mi peluca de enfadado.

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