Todo el mundo, excepto los orientales, sabe que los orientales son gente extraña. Cuando digo orientales me refiero, sobre todo, a chinos y japoneses, que es de quienes conocemos su filmografía con una cierta perspectiva.
Akira fue en 1988 todo un fenómeno. Hasta cierto punto lo es hoy en día si tenemos en cuenta que gran parte del anime sigue haciéndose torpemente. Cosas como la de la movilidad de los labios en los personajes mostraban una voluntad por salirse de los esquemas rutinarios, los fondos neutros y la exposición de argumentos mientras las imágenes permanecen estáticas.
El problema de Akira es que no tiene ningún sentido. Quién es Akira, por qué se comporta como se comporta, el porqué de los niños, Tetsuo, los mundos apocalípticos... Todo es tan ridículo como un Telediario de TVE-1.
Pero ahí está la moto de Kaneda: flipante, enorme, desproporcionada, imposible, incomprensible. Todo un símbolo de la película y, para muchos, objeto de culto.
7 comentarios:
Bueno, con Akira la película pasa lo mismo que con la mayoría de los cómics pasados al cine, como con (casi) toda la literatura pasada al cine, podría decirse. Si se intentan resumir 12 tomos de historia enrevesada, densa, oscura y profunda, en 1h y media, acabas por hacer un videoclip sin pies ni cabeza, con música pseudotecno y que sólo valoran los que ya llevan en la mochila años de frikismo. Incondicionales de Otomo y sus alucinógenos.
La moto de Kaneda ha sido fondo de escritorio en el ordenador de mi despacho durante meses. Y existe de verdad, pero es mucho menos impresionante en la realidad.
Supongo que no hay especiales problemas para reproducir la moto. Lo increíble no es tanto su línea aerodinámica. Lo más flipante de la moto de Kaneda, para mí, es lo que hace. Cosas como sobrevivir a un apocalipsis (o algo así) mientras edificios, coches, asfalto, hormigón, todo lo demás, queda destruido.
Pero dibuja bien, Otomo. Le falta la habilidad de Miyazaki para crear personajes. Y tramas. Aunque en eso, a veces, hasta Miyazaki tiene problemas. Son orientales.
"Todo es tan ridículo como un telediario de tve1"
Esto de que repitas las frases que yo escribo está empezando a intrigarme: ¿no las entiendes? ¿son ironías? ¿me estás vacilando?
Hmmm. Pensaré sobre el tema aunque esta noche no duerma.
todas esas frases que E repite seguro que acaban siendo inmortales, y aparecerán en los libros de citas junto a las de Tagore.
Pues sí: menudos son los renos.
"Pues sí: menudos son los renos."
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