22/6/06

La sociedad del miedo

Me resulta difícil hablar de El bosque porque parece inabarcable. No hay que darle vueltas. Es una metáfora sembrada de metáforas. Si le buscas las vueltas, bien, acabarás encontrando agujeros del mismo modo que se los puedes encontrar a Caperucita Roja: ¿cómo es posible que hable el lobo? ¿no podía haber ido Caperucita armada con una buena 9 mm Parabellum o, al menos, una Beretta? Es un cuento y hay que entenderlo como tal. Si uno se plantea la historia como algo real es absurdo, totalmente de acuerdo. Pero aquí Shyamalan quiere hablar del miedo. Sólo eso. Miedo al dolor, a la muerte, a los demás, a la sociedad, a uno mismo. Miedo a cambiar de vida, miedo a volver a empezar. Miedo a ser humano. Para ello utiliza el miedo a los monstruos que, a la larga, se acaba revelando como lo menos importante. Aquí sí que Shyamalan retuerce el género del terror hasta límites insospechados. Y Lucius, el tímido, resulta ser el más valiente. Y Ivy, la ciega, es la que mejor ve. Y Noah, el loco, es quien mejor conoce cómo es la naturaleza humana. Y Edward y Alice, que guían al pueblo, son los más desconectados de la realidad. Los que tienen vista guían a los ciegos, pero debería ser al revés. Una escena violenta, tremendamente impactante, con una economía de medios alucinante y planificada de un modo absolutamente innovador. Una escena romántica en la que la cámara se aparta para no violar la intimidad y de la que tengo que copiar la frase: ¿De qué sirve que te diga que no dejo de pensar en ti desde que me despierto? ¿De qué sirve que te diga que a veces no puedo pensar con claridad, ni hacer bien mi trabajo como es debido? Explícame qué gano diciéndote que únicamente siento miedo, como los demás, cuando pienso que pueden hacerte daño. Esa es la razón por la que estoy en este porche Ivy Walker. Temo por tu seguridad por encima de todo. Y sí: bailaré contigo en nuestra noche de bodas. Múltiples planos en los que vemos a la gente de espaldas. No es habitual. No es habitual escuchar a masas de gente que están de espaldas. Somos uno más. Un personaje más de ese pueblo con miedo. Movemos la cabeza (se mueve la cámara por nosotros) sobre los hombros de quienes están delante para satisfacer nuestra curiosidad pueblerina o el ansia de información. Al final no sé si es terror, drama, crítica social, ensayo antropológico… Ya ni sé cuántas veces la he visto. Si no me atrapa con el entierro inicial, me atrapa cuando esas dos chicas barren bailando el porche y, si no, cuando todo el pueblo se sienta a comer. Nunca había visto una campiña tan bucólica y tan siniestra. Y no me refiero a los monstruos, sino a la necedad humana. ¿Se puede ser tan estúpido viviendo en un lugar tan hermoso? Sí: somos así. Muchos interpretan la película como una crítica a la sociedad americana post-11S. Totalmente de acuerdo. Pero viniendo de quien viene, un director indio que conoce muy bien la situación, creo que también es una crítica al Islam. De cualquiera de estas cosas se podría hablar mucho. Si escribo esta entrada otro día lo precioso me parecerá la neblina en la noche, Noah vestido de monstruo a espaldas de Ivy, el increíble impacto de una repentina sirena de policía. Hoy me quedó con la secuencia del baile.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé qué critica, ni sé qué cuerda pretendía tocar. Sólo sé que me encanta esa película. Me encanta Noah, me encanta Ivy, y estoy enamorada de Lucius. Y de la escena romántica, que es una de las más bonitas que recuerdo haber visto en mi vida (incluyendo "la princesa prometida"). Y de todo lo demás que destacas en tu entrada, y de lo que no destacas.
No sabría hacer un análisis como el que tú has hecho. Sólo puedo decir que algo me gusta, no puedo decirte por qué. Pero el Bosque me gusta. Y The Village, en versión original, con sus voces y sus palabras originales, me gusta aún más.

Individuo Kane dijo...

Bien, lo que tú dices es lo importante. Después, si uno quiere, puede ponerse a analizar los recursos cinematográficos que el director ha usado para causarle esa impresión.
Sé que "Cahiers de cinèma", la revista de cine francesa más prestigiosa en crítica seria, le dedicó un número exclusivo a la película. Y eso sólo lo habían hecho con Orson Welles, Alfred Hitchcock, Woody Allen y algún otro.

Anónimo dijo...

Cahiers DU cinema.
Vaya, ahora respetamos lo que digan los franceses...