2/12/17

Coco

No es una peli excesivamente original. Sin duda recuerda a La novia cadáver y a ese relato mágico sobre el Día de Muertos de México que escribió Ray Bradbury.
Pero aun sin ser original, Pixar demuestra un pulso excelente para crear un universo asombroso, para que sigamos a ese niño mexicano, Miguel Rivera, en su viaje de autodescubrimiento. Es un conocerse a sí mismo al que llegara tras conocer a su familia, los miembros vivos y muertos, su historia, sus ancestros. Es una historia sobre la conexión con el pasado. Nadie está aquí por azar. Todos somos parte de una herencia, de una tradición, de una memoria. Y la muerte no es una ruptura total, es otro modo de unir lazos inextricables.
Podría parecer que el título adecuado debió ser Miguel. Pero Coco, la bisabuela con alzheimer, sentada en su silla, aparentemente inoperante, es un nexo fundamental. El giro final de la historia lo pone de manifiesto y adquiere desde allí su verdadera relevancia.
Echo en falta un poco más de profundidad en algunos caracteres, pero es un defecto menor en comparación con los grandes aciertos de esta película. Esta vez Pixar casi toca de nuevo la cima. No es de las grandes pero le falta muy poquito.

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