Curiosa
sincronía en la distribución de cine. Lone Scherfig nos presenta a un
grupo de cineastas que escribe por encargo un guión sobre Dunkerque pocos días
después del hecho. La semana que viene veremos Dunkerque de Nolan.
Dunkerque
y el bombardeo de Londres es un tema que me apasiona gracias a dos libros de Connie
Willis (El apagón y Cese de alerta), así que soy
consciente de que la valoro más de lo que se merece.
Ciertamente
es muy convencional, muy alejada de lo que Lone Scherfig suele hacer. No
busca intensidad dramática ni un fondo sesudo. Es, sencillamente, una historia
sobre el cine en tiempos de guerra, su importancia y las relaciones que se
establecen en el variopinto grupo de personas que participan en una película:
sus manías, sus rarezas, su peculiar personalidad, sus motivaciones… sus
romances.
Pero
también hay riesgos que pocos directores se atreverían a correr, elementos de
ruptura que no son fáciles de aceptar en una película convencional, un intento
de violar la estructura de la historia apelando a la imprevisibilidad de la
vida de la que hablan en una ocasión.
Irregular,
vale. Pero a pesar de todo es de Lone Scherfig y sólo por eso merece la
pena.
-Tiene
que ser un final correcto. El tipo de final por el que merece la pena luchar.
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