Me gustó la primera. La
2 y la 3 fueron intragables. La 4, dentro de su minimalismo sencillo, de
aventurilla casi independiente, estuvo bien. Esta 5ª parte tiene una única
función: demostrar que la actriz Kate Beckinsale es efectivamente un
vampiro, que se conserva igual que hace 14 años cuando la saga empezó.
La guerra
vampírico-licantrópica está en su punto álgido. Todos quieren a la niña
híbrida. Y el mejor modo de llegar a ella, claro, es a través de su madre. Pero
Selene se ha ocupado de que ni ella misma sepa dónde está la niña.
Y ya está. Se pegan
entre ellos, mucho, y todo sigue igual que siempre, listo para otro capítulo de
la saga. Cosa que no estaría mal de no ser porque las peleas y las escenas de
acción no aportan nada. Ninguna originalidad. Todo ya visto. Si haces una peli
así y renuncias a poner esfuerzo en lo único que tienes que poner esfuerzo, es
que algo no está bien.
Underworld:
Guerras de sangre no está nada bien.
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