-Odia hacer tablas.
Bobby Fischer.
Autodidacta y genial. Excéntrico, neurótico, paranoico y misterioso más allá
aún de lo que lo son muchos Grandes Maestros de ajedrez. Y le meten en un juego
de diplomacia a él, que sólo quiere jugar al ajedrez. Una guerra de
percepciones. El chico de Brooklyn contra el Imperio Soviético.
Muy, muy bien Tobey Maguire. Todos
esos tics y esas manías. Qué bien ha captado a Bobby Fischer. Y apoyan
perfectamente la historia Liev Schreiber y Peter Sarsgaard.
La historia hace bien en no desmontar el
mito, en permitir que siga siendo un mito, en dejar en el misterio esa
personalidad atípica. Eso significa sacrificar la comercialidad. No es un guión
cliché. Es casi un documental. Las cosas ocurrieron como ocurrieron y punto.
Indispensable para cualquier amante del
ajedrez. Los secundarios deberían tener más historia detrás, más fondo. Apenas
les conocemos. Pero es una película interesante.
-No. No teme perder. Teme lo que pasará si
gana.
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