La serie Cougar Town era una fantasía menopáusica para que las maduritas
contemplaran las cosas con cierto humor. Supongo que el lío de veinteañero con
cuarentona tiene dos posibilidades: tomárselo en plan de coña o tomárselo con
normalidad.
Convertirlo en un supuesto drama (y por
duplicado) que es lo que hace Dos
madres perfectas resulta, simple y llanamente, una estupidez.
No sé. Tal vez el genio de Tolstoi
hubiese podido sacar otra Ana Karenina.
Tal vez Dostoievski hubiese realizado otra tragedia de conciencia. Quizá
Orson Welles nos habría sumergido en un mundo inquietante o Hitchcock
le hubiese aplicado el toque criminal.
Pero Anne Fontaine no es nada de eso.
Es una señora que planta ahí sus frustraciones o sus sueños, así sin más.
Porque todo ocurre caprichosamente. No hay motivos, ni evolución, ni razón, ni
personajes perfilados... Pero es comprensible. Porque no se puede dar fondo a
lo que no lo tiene.
Naomi Watts y Robin Wright
entenderán que un año de retraso en el estreno no es raro. Es un favor a esta
tontería en que se metieron.
Espero que no sea porque ya se sienten
mayores.
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