11/5/09

Hannah Montana

Cuando fui a ver Star Trek, aunque las horas y el lugar no parecían propicios, cabía la esperanza de ver algún trekkie: un tío con orejas puntiagudas o una chavala con el uniforme de la USS Enterprise. Quizá gente saludándose con el gesto característico de los vulcanianos (ahora parece que se dice vulcanos pero me gusta más la formulación antigua).
Nada de nada. Había ciertos personajes de los que se podía sospechar cierta neurosis relativa a los romulanos, individuos que esa misma tarde, al salir del cine, reproyectarían el capítulo 1 de la serie de los 60 para empezar a buscar discrepancias. Pero todo eran meras suposiciones. De cara al exterior, los trekkies son gente normal.
Quienes sí son peligrosas son las fanáticas, las talibanes, las extremistas, las sectarias seguidoras de Hannah Montana. Su exhibicionismo icónico en la cola de las entradas debería haber sido castigado con la prisión. Sé que eran menores de edad, lo sé. Pero aún así, el decoro y el pudor tienen un límite. Camisetas, gorras, peinados, falditas de lentejuelas, grititos, cancioncitas...
Por Dios.

2 comentarios:

e dijo...

aaaghhhh

Si te consuela (que no creo), seguro que ellas también te vieron como a un tipo muy raro

Individuo Kane dijo...

No fui a ver "Hannah Montana". Si voy, que lo dudo, lo haré en un día de diario cuando haya poca gente.
Yo estaba en la cola para ver "Nunca es tarde para enamorarse". Y había gente en la cola para otras 10 salas.
Pero la secta "Hannah Montana" nos tenían realmente acobardados. Ganaban por, qué sé yo, tropecientos a 1.