Andaban un día por Bangkok los hermanos Pang (Oxide y Danny) sin saber muy bien en qué dar. Bajaron al videoclub de la esquina y, en la sección de cine europeo, encontraron un par de películas francesas de tiros: Transporter y Leon (el profesional). En cuanto las vieron, se dedicaron a pergeñar uno de esos guiones de cortar y pegar.
Hace tiempo, Nicholas Coppola, sobrecogido por ser sobrino de Francis Ford y primo de Sofia, decidió cambiarse el nombre por el de Nicolas Cage. Pretendía demostrar con ello que era capaz de abrirse camino sin el peso del apellido. Al principio, muchos le creímos. Bueno, yo le creí. Ahora, en fin... ¿Cito la lista de sus últimos desastres? La búsqueda: El diario secreto, Next, El motorista fantasma, The Wicker Man, World Trade Center...
Los Pang y Nicolas Cage se han unido para filmar Bangkok Dangerous y resulta que incluso tiene unas cuantas cosas buenas. No lesiona las neuronas ni nada de eso. La persecución de lanchas está bien planificada y resuelta, Nicolas Cage está menos histriónico que otras veces y algunas frases del guión estaban escritas con cuidado.
Pero la cosa es que esta película no va a sacar del hoyo a ninguno de sus participantes. Lo del romance con la tailandesa, aparte de que no va a ningún lado, entorpece la historia hasta aburrir. Y eso que es maja, la chica. Sordomuda y todo.
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