
Los personajes me parecen buenos. Sin ser bichos raros (salvo Jahel Valenzuela, claro) tampoco son clichés. Veremos si evolucionan. Problema a la vista: que se convierta en capítulos autoconclusivos y se avance poco en la trama general.
Hay otras cosas que chocan bastante y con las que deberían haber tenido un poco más de cuidado. Como ese árbol de los espíritus en el que los nativos cuelgan muñecas. Si a ellos les funciona para quedarse tranquilos, está bien. Pero no está tan bien que, en un lugar nunca explorado, sean muñecas de Toys R'Us.
Entramos en la Boiúna. Qué miedo.
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