Mi
fe en este proyecto era nula. Al ver las primeras imágenes pensé:
la misma bazofia de Marvel disfrazada con estética retro para
decirnos: esta vez es distinto.
Bueno.
Pues es distinto.
El
antepenúltimo superhéroe fue Ironheart.
El mayor bodrio superheroico. Una deconstrucción de la superheroína
convertida en villana: amoral, corrupta y egocéntrica. Un
certificado de que los superhéroes de Marvel y Dc estaban condenados
a morir.
Y
en dos semanas llegan Superman
y Los
4 fantásticos
y dan la
vuelta a la tortilla.
Regresan al colorido, al optimismo, a los buenos sentimientos. A lo
clásico. A distinguir claramente entre bien y mal. A buscar el
centro del universo en la familia. En
un bebé.
Nunca,
nunca, has visto un parto así.
Es
verdad que el peso recae en la estética, muy trabajada. No es un
mero anzuelo y el guion sigue siendo la parte débil. Pero al menos
no han tapado las carencias con efectos especiales. Hay poca acción
y un intento de profundizar en los personajes, en la parte dramática.
Han
sido demasiados años de pereza para arreglar las cosas de un
plumazo. Sigue existiendo un problema con el guion, con la épica,
con la lógica interna. Pero ha sido un buen paso en busca de una
solución.
Me
gusta que la cuestión ética, nada novedosa, vuelva a ser la de
sopesar una vida contra millones. Me pareció muy estúpido lo de
anunciar ese problema en la rueda de prensa. Pero, en fin, la peli
tenía que seguir. Tampoco me gusta que nos vacilen con la escala de
Galactus. ¿Es como Godzilla
o como un
sistema solar? Porque
no es lo mismo lo que nos venden al principio que lo que compramos al
final.
Muy
gracioso el Hombre Topo pero necesitaba más desarrollo (explicar la
amistad con Sue). Algo similar a lo que pasa con Rachel Rozman (no
está bien desperdiciar así a Natasha
Lyonne).
Misma
conclusión que Superman: no me vuelve loco, no llega a
emocionarme, no veo la epopeya pero al menos está bien hecha, con
gusto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario