Charles
ganó la lotería. Se fue a vivir a una isla y ahora va a cumplir su
verdadero sueño: va a pagar un pastón para reunir a su grupo
musical favorito. McGwyer Mortimer. El problema es que Herb y
Nell se separaron por algo y juntarles de nuevo provoca… tensiones.
Una
de esas películas de escritura impecable, con personajes
entrañables. Llegan a ser entrañables porque están bien escritos.
¿Lo explico? La imagen inicial de cada uno de ellos será muy
distinta a la final. Poco a poco vamos conociendo su interioridad, su
conflicto, cómo gestionaron su pasado, por qué hacen lo que hacen
en el presente. Profundizamos, crecen y se vuelven familiares.
No
hay nada de forzado, no estiran secretos, no hay grandes enigmas. Son
3 vidas principales, un par de ellas colaterales. Los sentimientos
fluyen de modo natural, unos cosas se explican, otras siguen
atascadas.
Tom
Basden, Carey Mulligan y Tim Key. Los tres están
muy bien. Tim Key me parece descomunal. Vaya personaje que
construye. No quiero hablar de su personalidad porque pienso que, en
el fondo, la película trata de eso: de descubrir cómo son las
personas en realidad. Y Charles es un ser de una riqueza maravillosa.
El
drama tiene la carga que debe tener, el romance no es nada de lo que
uno espera y jamás hay sentimentalismo, el desenlace ahuyenta por
completo los clichés y, además, se puede leer como una suave
comedia continua, con una mirada amable y una sonrisa ante esos
pobrecitos humanos que somos todos.
Y
lo más importante: lo que presenciamos está provocado por un
personaje al que jamás veremos, un nombre que aparece aquí y allí
y al que daremos relieve intuitivo con el paso de los minutos: Marie.
Me
gusta mucho su fotografía nublada casi tormentosa y ese grifo que no
deja de manar.
Muy
buena.
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