Semana
Santa en Morón de la Frontera. Lucía
es sargento de la Guardia Civil. Investiga el suicidio,
particularmente brutal, de un hombre. A la base militar llega la
teniente Castillo, de la Policía Militar, para investigar la
desaparición de un soldado americano. Además hay una droga que
provoca alteraciones muy violentas. Un chico desaparece.
Está
bien planificada, tiene bonitos encuadres, la fotografía es decente. Pero no puede ser más sosa. No hay intensidad dramática, los
personajes están cortados por el mismo patrón. Las escenas de
acción no tienen ritmo ni intensidad. Lo más perezoso que puedas
filmar. ¿Cómo puede ser tan aburrida la fuga del asesino en el
capítulo final? El
cierre no puede ser más anticlimático. Al borde de la inanición.
Creo
que la historia es interesante, que hay grandes posibilidades en eso
de situar la narración durante la Semana Santa, en contar con un
conflicto entre la base militar americana y la Guardia Civil, en
manejar cuatro tramas interconectadas…
El
guion es bueno pero no hay un buen montaje.
Veamos:
lo normal, el recurso fílmico adecuado, es que en el transcurso de
la investigación los protagonistas descubran la verdad y se
sorprendan a la par que el espectador cuando nos la muestran. Aquí
no. Urbizu
hace un capítulo flashback
(el episodio 5) y nos cuenta todo a los espectadores. Los 3 capítulos
que quedan nos los pasamos viendo, ya sin sorpresa posible, cómo los
protagonistas van y vienen para descubrir lo que nosotros ya sabemos.
Es
lo más anticinematográfico que he visto: no entretener, no
sorprender, no dramatizar. No entiendo ese tipo de decisiones.
Una
pena. El material y la historia son buenos pero se dilapidan entre
bostezos.
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