
Está
claro que The Host va a posicionar a los espectadores
en dos extremos. Yo soy de los que se han sentido muy satisfechos
pese a sus rarezas orientales.
Esa
familia de tarados sólo es comparable a la de Pequeña Miss
Sunshine. El padre de The Host es tan tonto que
sus hermanos entienden que le abandonara la mujer. Y eso que los
hermanos no le van muy a la zaga. El hermano tiene un título
universitario pero es bastante patoso (el lanzamiento de cócteles
molotov es un poema). La hermana es medalla de bronce en tiro con
arco, pero no es más medalla porque es un poco... lenta.Dos
momentos antológicos: la escena de a mí me queda un cartucho
(terrible, cómica, trágica, divertidísima... cruel) y la espera de
la regurgitación de cadáveres para ver si alguno tiene un móvil
que funcione.En
cualquier caso, la película tiene sus puntos de interés desde la
crítica social. La familia, por muy disfuncional que sea, se empeña
en rescatar a la niña. Pero el gobierno, más disfuncional todavía,
toma sucesivas decisiones equivocadas, necesita crear cortinas de
humo para ocultar su ineptitud y las cortinas de humo generan nuevas
crisis que llevan al borde de la idiocia. Y así, lo que una familia
de torpes podía haber resuelto fácilmente usando un poquito de
sentido común, se convierte en una tarea complicadísima por culpa
de un Estado que no confía en su gente.Vamos,
que se la recomiendo a los políticos de este país a ver si nos
dejan en paz. Pero, claro, no la van a entender.
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