-Si
lo dicen en la prensa es que es falso. Cuando algo es verdad nadie se entera.
El
síndrome de morir de éxito. Algo es bueno y lo estiran hasta que se rompe.
El
ciclo de Malotru había terminado pero cayeron en lo que hacen las series
baratas: resucitarlo. Y no sólo lo resucitan sino que le otorgan todo el
protagonismo, cosa que jamás habían hecho.
Marie-Jeanne,
que debió tener en esta temporada el protagonismo, queda relegada a una
subtrama muy débil. Y los demás ni siquiera tienen trama: Marina, Jonas y
tantos otros son meras anécdotas. Otros personajes desaparecen de repente, sin
explicaciones, sin conclusiones: JJA o Sylvain y su Bugsy Malone. Qué horror la
manera de aparcar sus historias.
Todo
ello duele más porque la trama de Malotru, la que no debió existir, la que
tiene peso, es bastante mala, apresurada, muy inverosímil.
Perdieron
de vista lo verdaderamente importante: la Oficina. Favorecieron a un personaje
que hace tiempo que dejó de ser la sustancia.
Pues
claro que es personal. Todo es personal. Malotru en sus inicios se dijo que no
lo era y se lo dijeron a sí mismos todos los demás. Y ahora JJA se lo vuelve a
repetir. No es personal. Pero es que sí lo es. Es la maldición de los espías,
el intento de deshumanizarse por completo, de separar lo personal y lo
profesional, la búsqueda de la frialdad objetiva. Pero los sentimientos están
ahí. Inevitables. Expertos en el engaño que se engañan a sí mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario