Ang Lee se mete a ser James
Cameron y le sale el tiro por la culata. Cameron ha hecho mucha
tontería pero revolucionó los efectos especiales con su Terminator 2 (no tanto como se pretende con Avatar). Ang Lee cree que ha
hecho lo mismo y hasta va por ahí declarando ser la antorcha de la próxima
generación de directores.
La
cosa es que introduce a un personaje enteramente digital. Lo de enteramente habría que matizarlo y,
además, en las pocas ocasiones en que le vemos con nitidez parece un na’vi
sacado precisamente de Avatar.
Salvo
una persecución no hay nada espectacular y la trama es terriblemente simple,
con una evolución de personajes que parece sacada del peor manual de Disney.
Vaya conflicto de pacotilla y que espanto la celeridad en resolverlo.
Menos
mal que tenemos ahí a Will Smith y a Mary Elizabeth Winstead de
quienes nunca tendremos suficiente. Pero hacen lo que pueden con sus personajes
estereotipados.
Muy
flojita tirando a lamentable.
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