Formato
de pantalla clásico. 2018 fue hace cuatro años. Heidi era terapeuta y ayudaba a
los soldados para que tuvieran una transición fácil al mundo civil.
Formato
de pantalla tipo smartphone. Ahora, 2022. Heidi trabaja de camarera y no le
gustan las preguntas que hace un hombre del Departamento de Defensa.
Sam Esmail se divierte con una
planificación elegantísima: planos largos, travellings
por los edificios, perspectivas cenitales… Juega con los formatos de pantalla,
la pantalla partida… Crea un drama de sólo 30 minutos por capítulo, cosa que se
te hace corta y pides más…
La
historia no es muy novedosa pero sí el modo de tratarla. Si tienes a Julia
Roberts, Bobby Cannavale y de propina a Sissi Spacek, mucho
mejor.
Me
gustaron sus símbolos. El pelícano, que según la mitología antigua se picoteaba
a sí mismo el pecho para alimentar con la sangre a sus crías, algo semejante a lo que
tendrá que hacer Heidi en esa cena con el soldado. De algún modo Heidi intuye
lo que tendrá que hacer y por eso el pelícano la molesta. Y el bolígrafo,
porque no todo es orden y hay cosas que es mejor no arreglar. Mejor un pasado
de errores cargando con la responsabilidad que el olvido.
Hay
una escena más tras los créditos finales que conviene no perderse porque vemos
lo que ha hecho Homecoming/Geist durante esos 4 años. La mosquita muerta de
Audrey.
Muy
buena serie. Tal vez no entre las mejores del año, pero muy satisfactoria. El
tema es semejante al de Sword Art Online: Ordinal Scale, pero aquí tratado con verdadera profundidad.
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