La
peli es lo que es (un artefacto para que Leo Harlem dé rienda suelta a
su humor) y da para lo que da (lo previsto). Su trama es lo que se viene
haciendo desde que el mundo es mundo o, al menos, desde que las españoladas
fueron españoladas. Podría ser una de los años 60 con Paco Martínez Soria
o Pepe Isbert o Gracita Morales, sólo que está hecha en 2018 con Leo
Harlem.
Tres
escenarios para Leo: el pueblo, el campamento de relajación, la
urbanización de Marbella. Un escenario para su esposa: la huelga en la fábrica
textil. Por supuesto todo ello acabará conectado. Tiene cierta gracia el modo
en que Leo escala socialmente, por decirlo así.
Previsible
por completo pero es que supongo que tampoco quieres otra cosa porque si
quieres otra cosa, estarías viendo, qué se yo, Legion por ejemplo.
De
todos modos Leo Harlem no es hombre para una película. Lo suyo es
improvisar, no puedes atarle a un guión. Tuve la oportunidad de estar con él en
una tertulia reducida y ahí fui consciente de su enorme capacidad para calar a
la gente en un instante, improvisar y bromear. Por eso, verle
en una peli, constreñido por una estructura, se me hace raro.
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