Otra
de esas pelis desagradables de Matteo Garrone. Como todas la suyas. Gomorra, la peli, pese a la
fascinación general, a mí me dijo más bien poco. El cuento de los cuentos me resultó agotadora. Y ésta, aunque
la he llevado mejor, me lleva a la conclusión de que no volveré a ver nada más
de Garrone. Hasta aquí hemos llegado.
Garrone ha buscado la localización
más fea de Italia y la afea aún más con una fotografía azulada, fría, pastosa,
embarrada. Creo que no hay ni un plano bonito. Todo es cutre, oxidado. Todo
está roto. No está claro si es causa o consecuencia de los humanos pero, en
cualquier caso, un reflejo actual de la miseria de una humanidad sin
posibilidad de redención.
Marcello
es un hombre que asea perros. Es el dogman. Pero él mismo es un perro:
apaleado, despreciado, pateado, estúpidamente fiel. Y cuando se revuelve contra
su dueño es una venganza carente de sentido. Un perro sin importancia en una
jauría de perros rabiosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario