Hace
tiempo que vi las temporadas 1 y 2. No las comenté porque parecía que, en
breve, se estrenarían en España y esperé. Luego no se estrenaron tan pronto y
olvidé decir algo de ellas. Ayer se estrenó la 1 y, a continuación, se
estrenará la 2.
La
primera temporada es cientos de veces mejor que las pelis. Las pelis eran gore.
Sangre y más sangre. Sin más. Y eso las hacía aburridas. La serie es tensión y
aventura.
Una
familia. Papá, mamá, la hija veinteañera, el niño. Están de vacaciones para que
la hija, tal vez con un futuro olímpico, se desintoxique de las pastillas.
Americanos en Australia. Y un psicópata mata a todos excepto a la hija. Ahora
le toca a ella vengarse.
10
minutos de arranque, un inicio impactante, crudo, fuerte y luego una historia de
venganza y tensión tejida con habilidad a lo largo de 6 capítulos. Eve
Thorogood (Lucy Fry) roba a ladrones para lograr dinero, cabrea a la
policía, a un violador y el cisco que monta hace que un montón de tipos acaben
dando vueltas en el espacio desértico de los territorios del norte de
Australia. Coincidiendo, distanciándose, creando más caos a su alrededor.
Pasan
demasiadas cosas pero resulta entretenida. Lo mejor son todos esos encuentros
con gente, historias del pasado, crímenes que despiertan. Y, visualmente, tiene
momentos muy bonitos. Me gusta mucho la mujer de la gasolinera, convencida de
que no olvida caras y reconoce acentos. Y empeñada en ello.
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