Muy
buena película. Inesperadamente buena. No buscaba nada especial en ella y
resulta que está muy conseguida.
Narra
la masacre de Gwanju, cuando el ejército disparó en 1980 contra los
manifestantes que pedían democracia en Corea del Sur. Nunca se ha sabido
cuantas personas murieron pero se calculan entre 1000 y 2000.
Thomas
Kretschmann, reportero alemán, sube al taxi de Song Kang-ho. Viajan de Seúl a
Gwanju y son testigos de los acontecimientos. Y terminan por convertirse en
protagonistas pues las autoridades no quieren que el periodista salga del país
con el material rodado.
Indudablemente
dramática, acierta en sus golpes de humor. Ese taxista vivales experimentará
una interesante evolución a la par que su azaroso compañero alemán conocerá
mejor el mundo de Corea gracias a él.
Dura
dos horas largas pero no se hace nada pesada. Tiene ritmo, un hábil
planteamiento de la narrativa y sabe guiar hacia esa secuencia, casi al final,
de los taxis colaboradores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario