29/5/18

The Good Fight. Temporada 2


Diane Lockhart, Lucca Quinn, Maia Rindell y Marissa Gold. Sí, hay que incluir a Marissa. Un estupendo cuarteto de mujeres. Y Elsbeth Tascioni cuando aparece. Y Margo Martindale.
El matrimonio King es muy sabio para evitar los clichés y el desequilibrio. La mujer blanca y madura, la negra y joven, la lesbiana, la judía… Personajes muy bien construidos, personalidades con caracteres fuertes. Porque aunque yo las resuma así (es lo que habría hecho cualquier serie del montón) no es eso lo que las define. Es precisamente la capacidad para saltarse los estereotipos la que la convierte en una gran serie de personajes.
Pero hay que reprocharle una cosa. Hay que reprocharle que, teniendo esa sabiduría y control, pierdan los papeles en cuanto aparece el tema Trump. Y aparece mucho. Ahí, a los King, se les va la olla. Se vuelven histéricos. Y, sobre todo eluden la cuestión fundamental: la gente le votó. Ahí los King tienen un problema habitual en los demócratas radicales: si es republicano, pataleo.
Y aunque Trump sea un pelele en el mundo real, hace daño que en la ficción se descontrolen. Me parece muy bien la trama Martindale, pero los argumentos se vuelven irracionales, los personajes desquiciados. Ahí no están hablando los personajes, están hablando los King. Y me duele ver la intrusión del showrunner en esos caracteres tan bien construidos y que, de pronto, por una obsesión, se derrumben.
Disfruté el 2x10, recuperando a grandes conocidos de The Good Wife. Lemon Bishop, Colin Sweeney… Además del disparo a Boseman, claro. Y el 2x12 que es como un chiste gigante acerca de los conflictos entre leyes estatales, federales y de los condados.
Sigue siendo una serie imponente. Algunas tramas se resuelven demasiado deprisa (el juicio Rindell) pero va en beneficio de los personajes. A grandes rasgos, muy satisfactoria. A ver si, cuando vuelvan, el año que viene, ya se han calmado un poco con Trump y les sale más redonda todavía.
Me dijo Beatriz que, cuando comentara la temporada, debía hacer un elogio al hígado de Diane, capaz de metabolizar tres whiskys a palo seco y tomándoselos a puñados. Pues ahí queda reseñado.

No hay comentarios: