-¿Alguien
aquí entiende el polaco heroinómano?
Anda
suelta por Europa una asesina a sueldo que liquida a personas influyentes. Eve,
agente del MI6, trata de darle caza.
Villanelle.
Vaya personaje. Menuda demente. Ese contraste entre una simpatía desabrida y
una psicopatía retorcida. Vaya asesina que se han sacado de la manga. La ves
entrar en una fiesta, en la cárcel, en un furgón blindado y te vas preparando
para borbotones de sangre. Y, enfrente, Eve, señora felizmente casada, con una
intuición poderosa y la espía más normal que ha mostrado una pantalla. Jodie
Comer y Sandra Oh. Qué grandes las dos cada una en su estilo.
-¿Es
difícil ser mala?
-Si
practicas, no.
Y
la serie abre con sendas escenas para presentarlas. Con una economía de medios,
una profundidad psicológica y un desmontaje de tópicos admirables.
El
comienzo del 1x05, ese encuentro potencialmente letal entre ambas que acaba en
nada, me sacó un poco de la historia. O, mejor dicho, vi venir el final. O
parte. Y se lo perdono por la cena posterior. Me encantó el 1x06, el de la
cárcel de Moscú.
Mira
la foto ¿Has visto qué carita de arrepentimiento? Pues mucho cuidado porque un
instante después estarás bajo las ruedas de una furgoneta o con el torso lleno
de cuchilladas.
No
me convence el final. Todos queremos a esa chalada de Villanelle, es verdad.
Pero, en mi opinión, debe ser el punto y final. Otra temporada, otro personaje.
Aunque nos duela abandonarla. Creo que rodaron dos finales: uno por si la
renovaban y otro por si no. Pero la he disfrutado muchísimo.
-No
deberías decirle a una psicópata que es una psicópata. Sienta mal.
Ni
calabacita. Tampoco la llames calabacita.
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