Antelope, Oregón. 40 habitantes.
Y,
de pronto, el gurú de una secta india, compra 32.000 hectáreas y se instala
allí con 10.000 seguidores absolutamente trastornados. El líder: Osho. La que
de verdad manda: Sheela. Y empieza una locura que, si fuese ficción, la
rechazarías por absurda, exagerada, desmadrada, incoherente. Pero fue real. 300
horas de grabaciones expurgadas para dar forma a este documental tan desquiciado
que casi es traumático.
-El
lugar se convirtió en un imán para gente loca.
A
veces es muy, muy bestia. En serio: si eres de esos que cree en la bondad natural
humana ni se te ocurra acercarte. Lo peor es que, todos los entrevistados
pertenecientes a la secta, eran gente con vidas destrozadas a quien cualquier
consuelo les valdría. Y ahí estaba Sheela: la mujer que conseguía lo que quería
pasando por encima de todo.
El
primer capítulo es una presentación relativamente cuerda. Luego, cada capítulo
que pasa, es una insensatez mayor, un grado psicótico cada vez más brutal.
En
fin, todo muy salvaje, muy demente. De esas cosas que no las crees si no las
ves. Aunque tampoco es que lo recomiende, claro. Es muy difícil entender qué
clase de perversa manipulación conduce a tanta gente a convertirse en unos
pobrecicos descerebrados.
No
sé si me voy a recuperar de ésta.
Me
cayó genial John Silvertooth, el alcalde, la cara amable de este documental. Majísimo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario