-Por
la caligrafía yo diría que o es médico o tiene parkinson.
Mie
padece amnesia anterógrada. Exacto, como la de Memento. Cuando la conocemos está en un psiquiátrico y un
policía quiere interrogarla acerca de algo. Suspense, tensión y algo de terror.
Porque aunque todo el mundo le diga que son cosas suyas, Mie sabe que no todo
son pérdidas de memoria, que algo no cuadra, que alguien acecha.
La
serie no está mal. Su final, aun rebuscado, ata todos los cabos y es resultón.
Pero está claro que le sobran planos, minutos, escenas, capítulos enteros.
Hay
dos momentos que me expulsaron de la trama y me costó volver a reconciliarme
con ella. En el 1x04 está la médium y su ayudante. Parecen escapados de una
peli de Tim Burton y aquí no pintan nada. Y tampoco me hizo mucha gracia
el giro esquizofrénico del 1x06. Cambiar el pacto de lectura a mitad de
temporada no está bien. Con esos dos elementos las reglas dejan de servir y
todo vale.
El
pirómano me cayó genial. Vaya personaje. Hasta lee Anna Karenina y a Lewis Carroll. El marido de Mie tiene
reacciones ilógicas pero, como es una serie belga, ya sabes que allí son todos
un poco raritos.
-Nadie
es quien dice ser.
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