-Ahora
que mi abuelo ha muerto soy la más lista de la casa.
Aunque
a la película se le pueda reprochar cierto academicismo y aunque sea inevitable
compararla con la reciente Muerte en
el Orient Express, tiene algunas sorpresas muy de agradecer. La mayor
de ellas es su final, bastante más dramático de lo que suele ser común en una
historia de Agatha Christie. Pese a asesinatos y vidas turbias, la
escritora tendía a ser bastante aséptica.
Las
casas siempre resultan en el cine muy jugosas porque son un reflejo del alma
del personaje. Esa casa torcida ya es de por sí una metáfora interesante de que
las cosas no funcionan como deberían ser.
Es
una producción muy británica y eso se nota mucho tanto en la magnífica
ambientación como en su tendencia a teatralizar. Pierde peso lo puramente
cinematográfico pero los actores pueden lucirse. El reparto femenino lo hace
muy bien: Glenn Close, Gillian Anderson (aportando los toques cómicos
y muy graciosa con su peluca a lo Cleopatra) y Christina Hendricks. También
la niña repipi controla bien su personaje sin histrionismos.
Ajustada
en tiempo, ágil. Una adaptación más que decente.
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