Todo
el dinero del mundo no basta para resarcir a los espectadores de este
despropósito. De los muchos millones de formas que existen para dirigir una
peli de secuestros, Ridley Scott escoge la más aburrida de todas. No hay
en esta película ni tensión ni ritmo ni drama… No es que el espectador quede al
margen, que le dé igual lo que pase, es que parece que tampoco le importaba a Ridley
Scott.
Otro
de esos timos con los que el director se despacha de vez en cuando, usando su
nombre para recaudar, pero no su cerebro para crear algo decente. Y otra de sus
películas en las que te preguntas en qué se ha ido el presupuesto.
Un
montaje desangelado, subtramas innecesarias, voz en off sin razón de ser… El secuestro de Paul Getty, el nieto
del hombre más rico del mundo, pudo dar mucho juego. No sé si la salida de Kevin
Spacey y la re-filmación con Christopher Plummer, provocó este caos
de escenas fragmentarias en las que ninguna llega al fondo de nada. Ni
profundiza en la avaricia de Getty abuelo ni asume decentemente la tarea de
mostrar las investigaciones para el rescate.
Y
que al final pretenda ponerse en plan Orson Wells en Ciudadano Kane es para quitarle la
licencia de director. Bueno. Son ya 80 años. Si a estas alturas no se ha dado cuenta
de que debería haberse retirado, supongo que aún tendremos que sufrirle otro
poco más.
Michelle
Williams
muy bien, como siempre. Es lo único rescatable de la peli. Las dos horas y
diez pesan como una losa.
1 comentario:
Demasiado metraje para tan poco entretenimiento
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