-Martha,
eres una lesbiana de primera categoría y una pensadora de segunda. Deben ser
todos esos estudios sobre la mujer.
A
Kristin Scott Thomas acaban de nombrarla Ministra de Sanidad y, para
celebrarlo, da una fiesta con un reducido grupo de amigos.
Timothy Spall,
Emily Mortimer, Bruno Ganz, Patricia Clarkson, Cherry
Jones, Cillian Murphy.
Menuda
fiesta con esa gente, ¿eh? Pues desde el primer fotograma sabes que va a
terminar mal.
-Aunque
podría tener un efecto perjudicial en tu carrera, deberías considerar la
posibilidad del asesinato.
Está
clara su teatralidad: siete personajes, una vivienda con patio. Un vuelco a
toda la existencia para los allí presentes. El mundo de lo posmoderno, de la
posverdad, de lo posfeminista. El desmoronamiento, en 70 minutos, de los
principios progres que cada uno ha sostenido. Los personajes, buenísimos, qué
caracteres, habrían necesitado más recorrido.
Es
buena peli, pero sabe a poco. Enormes interpretaciones (no me atrevo a destacar
a uno sobre los demás), pero su sátira es demasiado apresurada.
Ahí
va la pregunta metafísica del materialista, ateo, racionalista, acerca de la
muerte:
-¿Por
qué yo?
Sally Potter opta por rodar en blanco y negro.
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