Minimalista.
Un motel de carretera. Verano. La gente que vive allí. Gente que vive al día,
con lo puesto. Una composición de anécdotas. Las trastadas de los niños, los
chanchullos para poder pagar la habitación.
Hay
dos ejes. Por un lado la niña Moonee y su irresponsable joven madre con varios
arrestos encima. Por otro lado Bobby, el gerente, un tío con más paciencia que
Job y que trata de que todo aquel ganado, insensato y atolondrado, no se le
vaya de las manos. Muy bien Willem Dafoe.
La
irresponsabilidad de los padres y el precio que pagan los hijos. Una secuencia
final estremecedora, el abismo Disney, la fantasía de la felicidad, la
apariencia de felicidad a un paso, la felicidad real inalcanzable, imposible. La
inocencia arrasada de una niña, su intento de aferrarse a un resquicio de
alegría, al último momento de alegría que tendrá.
Un
drama bien construido, una historia que fluye con aparente facilidad. Para
llegar al final y decirte que la vida de fácil no tiene nada. Y si te resulta
fácil es que te estás engañando. Ya vendrá la realidad a darte un bofetón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario