-Voy
a besarte antes de que me den náuseas.
Nueva
pedrada de Paul Thomas Anderson, que no hace nada decente desde Pozos de ambición. Y de eso hace ya
10 años. Va siendo hora de bajarle del pedestal.
Película
tan presuntuosa y engreída como su protagonistas (y tan estirada).
No
me gusta el ritmo de su estructura. Hora y media para llegar adonde había que
llegar y luego media hora más en la que se atropellan los acontecimientos. No
me gusta su protagonista atormentado. El cine está lleno de gente atormentada
por muy buenas razones. Pero aquí hay uno que está atormentado sin motivo.
Salvo que quiera expresar el tormento del proceso creativo, pero entonces está
muy mal contado. No me gusta su música repetitiva, intrusiva, casi permanente.
Ahora
hay que rezar para que Daniel Day-Lewis se jubile de verdad porque
actuar, lo que se dice actuar, lo hace en una escena (la conversación de lo chic), el resto es totalmente hierático.
Mejor interpretación (lo único rescatable de esta pesada película) es la de Lesley
Manville.
No hay comentarios:
Publicar un comentario