-Sí,
por supuesto. Tenemos muchos libros de Dickens.
Tiene
sentido que lo citen porque hay mucho de él en esta peli melancólica y de rara
belleza. Dos historias de niños desafortunados en busca de respuestas. Una
historia transcurre en 1927 y hay una niña y está contada como si se tratase de
una peli muda, cosa que tiene mucho sentido porque la niña es sorda y vemos
todo desde su perspectiva. La otra historia se desarrolla en 1977 y hay un niño
que, por mala suerte, también se queda sordo.
Es
una película extraña con ritmo extraño y giros de guión extraños. Pero destila
chorros de amor por la literatura, el cine, el teatro, los museos y cualquier
manifestación cultural que expresa la humanidad. Un modo de acercamiento entre
las personas, un nexo que nos acerca unos a otros. El pasado alcanza al
presente. El presente busca respuestas en el pasado.
Michelle
Williams
aparece brevemente y Julianne Moore algo más. El peso recae en ambos
niños, en su búsqueda de las respuestas esenciales.
Muy
bonita, una delicia. Pero no creo que sea para grandes públicos. Es necesaria
cierta actitud observadora y soñadora.
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