Película
de una crudeza emocional brutal. Un matrimonio que destila odio en cada palabra
y gesto que pronuncia. Un hijo que no puede contener el dolor. El paisaje frío,
las construcciones grises y la sequedad de la dirección contribuyen a que percibas
cada fotograma con incomodidad.
Y
el hijo desaparece.
Todo
es ira, furia, desprecio. Y las cosas no
mejoran cuando el panorama se abre a las relaciones con los respectivos
amantes, a la abuela… Ramificaciones en
las que es imposible encontrar amor. Y ese edificio en ruinas donde buscan al
hijo viene a ser una metáfora del desmoronamiento moral de toda una sociedad.
Sólo esos voluntarios de búsqueda ofrecen una tenue esperanza.
Si
ya has visto más pelis del director (aunque, claro, ¿por qué razón ibas a ver
algo de Andrey Zvyagintsev?) sabes a que te enfrentas. Y no has visto
nada de él no hace falta que empieces a pasarlo mal.
Peli
desagradable.
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