20/1/18

Los archivos del Pentágono

Hay dos Spielberg. El Spielberg creativo e imaginativo y el Spielberg dramático. A la crítica en general le gusta el segundo. A mí me gusta el primero.
La película es perfectísima. Spielberg, con los ojos cerrados, sabe dónde colocar la cámara, dónde moverla, dónde hacer un travelling, dónde un picado… Que aprendan todos los directores cómo se usa la cámara al hombro. Y de forma tan elegante que ni te enteras. El ritmo es de enorme precisión. La trama tiene fondo.
Pero la cosa es que a mí no me dice mucho. Del mismo modo que no me dijo mucho Lincoln ni El puente de los espías. Porque es un Spielberg rutinario. Porque el tío sabe tanto de cine que ni tiene que esforzarse. Con los ojos cerrados. Y él puede hacer más. Es el Spielberg imaginativo, el que a mí me gusta, el que arriesga con extrañas soluciones visuales.
Peli para periodistas, para que se den palmaditas en la espalda y sigan creyendo que no están a sueldo a nadie. Peli para los que gustan del idealismo tipo Sorkin (aunque las pelis de Spielberg también son más equilibradas en sus guiones). Peli para los anti-Trump.
Claro, luego te rodeas de un reparto de lujo, que también sabe hacer ese tipo de cosas con los ojos cerrados y queda una cosa muy bonita. Perfectísima. Y, al menos para mí, muy olvidable.

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