-Los
que nunca cambian de opinión, nunca cambian nada.
Todos
sabíamos que Joe Wright es muy manierista. Es cierto que logra un gran
dinamismo gracias a esos travellings
continuos y otras ocurrencias, pero creo que también distrae la atención de la
trama en sí. Y lo que debería ser el drama del instante más oscuro, te deja un
poco indiferente.
Sin
embargo, gracias a un pletórico Gary Oldman, logra un retrato de Churchill
impecable: sus excentricidades, sus manías, su oratoria brillante, su escritura
poderosa, su expansiva risa, su genio (genio genial y genio irascible). Y
consigue hacerlo entrañable a través de la relación con su esposa (Kristin
Scott Thomas) y su secretaria Layton (Lily James).
La
lucidez de una mente privilegiada para ver más allá de los inconvenientes y los
problemas del presente. Y, contra toda lógica, apostar por la lucha. Porque su
visión del futuro se basa en el conocimiento del pasado.
-No
negocias con un tigre cuando tienes la cabeza dentro de su boca.
Muy
maja la escena del metro. Tan divertida como emotiva.
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