Un
cortometraje español muy bueno. Se llevó la Palma en Cannes con razón. Está
nominado al Oscar.
Dos
vidas aburridas y rutinarias. Guardias de seguridad de un parking. Él hace un
turno. Ella el otro. Sólo se cruzan al entrar o salir. Se sientan ante una
silla y contemplan las cámaras.
Un
día hay un pequeño incidente. Y a partir de ese momento sus vidas cambian.
Poco
presupuesto, escenarios mínimos pero una buena idea. Como ocurre tantas veces
la idea es lo importante. Y así puedes hablar de la poesía que se esconde en lo
cotidiano, de cómo se puede encontrar belleza y felicidad en donde sólo parece
haber rutina, de cómo conectar con otra persona desde las pequeñas cosas.
Se
han currado todas esas escenas de danza y componerlas sobre las terminales es
una idea estupenda.
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