1959.
Suburbicon es un paraíso. Al menos hasta que una familia de negros viene a
instalarse. Pero el peligro va a llegar de otra parte.
Extraña.
No está mal cocer las cosas a fuego lento para que luego se desate la ira y el
caos. Es lo que hace George Clooney. Cocer durante hora y diez para
después dar rienda suelta a la locura.
Ahora
bien. No está bien contado. Falla, por ejemplo, la trama de la familia negra:
irrelevante. Falla en el ritmo. Hay, obviamente, un algo de Fargo, pero sin su humor ni su
sabiduría. Es demasiado fría y casi hasta conceptual en parte del metraje.
Ojo.
Tiene también sus cosas buenas. Muy buen inicio con dibujos a lo Norman
Rockwell que derivan hacia la imagen real. Muy buenas interpretaciones de Julianne
Moore, Oscar Isaac y, sobre todo, de un Matt Damon
sensacional en su papel malvado. Y también me gusta esa atención a detalles.
Pero
no termina de cuajar. Como si el propio Clooney ignorase cuál
es el foco de la historia.
-¡Un poco de lejía! ¡Sólo un poco de lejía!
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