-Una
nunca sabe a ciencia cierta cómo es un ángel de la guarda. Y lo que menos te
puedes imaginar es que aparezca en un Seat Ibiza. Del 92.
No
puedo decir que me enganchara a tope y, de hecho, no la seguí con continuidad.
Pero, al igual que El Ministerio del
Tiempo, es una serie necesaria. Es imprescindible que se hagan series
así en España.
Por
supuesto todo es muy rocambolesco, pero eso entra en las reglas del juego. Lo
negativo se puede enfocar en que debió ampliar las subtramas hacia los medios
de comunicación, la opinión pública, la embajada británica. Debió alejarse de
gran parte de las historias de los secuestradores, que tampoco son muy buenas.
Habría ganado en colmillo crítico, en incidencia social.
Pero
está bien realizada, sin prejuicios en las escenas de acción (oportunas y de
buen nivel) y con algunas ideas muy brillantes.
Los
dos personajes más palurdos e impresentables son el director del CNI y el
director de la Fábrica de Moneda y Timbre. Tal y como funciona este país parece
adecuado. Los políticos suelen tener debilidad por colocar a esa clase de
imbéciles en puestos así.
Un
plan forjado al milímetro, incluso contando con los imprevistos. Pero la
naturaleza humana tiene imprevistos dentro de los imprevistos. ¡Ay, el amor!
Buen final, estupendo desarrollo de su segunda temporada (o de la segunda parte de la primera, lo que sea) y una planificación dinámica. Hay cierta descompensación en las interpretaciones, cosa demasiado habitual en las series españolas.
-Me
cago en Spider-Man.
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