-Alice:
necesitamos a alguien que sepa disparar sin volarse la cabeza.
Frank
Griffin, bandolero. Mata a todos los habitantes y se queda con el dinero de las
minas. Pero Roy Goode le ha robado 50 de los grandes. Y Roy, herido, llega a un
pueblo donde casi sólo quedan mujeres. 83 hombres murieron cuando la mina se
vino abajo. Griffin va para allá. A cazar a Roy en La Belle.
Y
en una granja cercana vive Alice (Michelle Dockery) con su hijo medio indio.
La
serie empieza bien mientras compone la situación y presenta a los personajes.
Luego se vuelve una suma de clichés abrumadores (el malísimo, el que quiere
redimirse, el chico que aprende del casi-malo), de corrección política (dos
lesbianas, chico blanco y chica negra, mujer blanca y hombre indio) y de
escenas forzadas (encuentros inverosímiles a patadas).
Le
salva el hecho de tener una magnífica fotografía y una buena composición de
planos: la serpiente de cascabel que se acerca al bebé, las de doma de
caballos…
Una
serie que debió ser una película. Dos horas le habrían sentado fenomenal. Eso o
haberla estrenado hace 50 años haciendo pareja con Bonanza o La casa de
la pradera.
Lo
mejor: oír a la Dockery, su cambio de acento. De la aristocracia
británica de Downton Abbey al
sureño arrastrado.
Primer
problema que descubro en las series cortas: algunas que no me gustan las acabo,
simplemente, porque son pocos capítulos. Tengo que aprender a dejarlas.
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