Últimamente
Naomi Watts se mete en unos fregados de cuidado. Este año ha logrado dos
sonadas meteduras de pata: la serie Gypsy
y la película que nos ocupa.
Película
que más tonta no puede ser. Está narrada con tono infantil pero, a la larga, lo
que está contando es un plan de asesinato. Así que es para adultos, pero
entonces es imposible tragar con su tono infantil.
¿Público
apropiado al que puede gustar? Pues, tal vez, personas de 30 años con mentalidad
de treceañeras. Que haberlas haylas, ojo.
Un
niño espabiladillo, Henry, tiene una libreta secreta en la que cuenta cómo
solucionar el problema secreto de la niña vecina.
Naomi Watts es la madre del
espabiladillo. El modo en que la peli cuenta todo esto es ñoño. La escena de la
ejecución del asesinato con las cintas grabadas, la compra de las armas y todo
lo demás, la contemplas con una perplejidad que te expulsa de la peli sin
remedio. Si es que no te echó antes el modo de tratar cierto tema trágico.
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