Película interesante, ética, preguntona. Y sin respuestas, porque no las
hay.
Claus
Pedersen es un comandante danés en Afganistán. Tiene que encajar los peligros
diarios, el bienestar de sus hombres, las órdenes recibidas, la atención a
distancia de su familia… Y a veces esas situaciones son contradictorias o
presentan problemas morales difíciles de resolver.
La
primera hora transcurre en Afganistán, la siguiente en Dinamarca, donde todo es
cuestionado. ¿Cómo juzgas civilizadamente lo que ocurre en el caos de la
guerra? Sí que es fácil juzgar desde tu casa y cuando todo ha pasado. Pero,
¿qué haces en caliente, en una situación extrema, sin tiempo para la evaluación
profunda?
Es
una peli distante, cosa que evita sentimentalismos y tonterías. Está claro que
a Lindholm (guionista de Borgen,
por cierto), le interesa la ética por encima de todo y sus personajes adquieren
matices, aristas, perspectivas. Así que las preguntas para el espectador están
ahí: muchas, complejas y sin solución. Especialmente porque la moral y la ética
aquí están reñidas con el derecho. En ese caso, ¿se puede mentir? Otra pregunta
difícil añadida.
Muy
bien rodada la secuencia de la encerrona, detonante de los acontecimientos
posteriores.
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