Gru
y Lucy se han casado. ¿Felices? Con tres niñas, despedidos como espías, sin
trabajo y con una rebelión entre los minions, no se puede decir que coman
perdices. Y Gru descubrirá que tiene un hermano gemelo: Dru. ¿Buenas o malas
noticias?
La
saga ha perdido buena parte de su magia, pero sigue siendo una combinación muy
agradable y extraña de acción, macarrez y ternura.
Los
minions tienen pequeños golpes graciosos (los minions molestando a Nemo), otros
descacharrantes (el concurso de talentos) y otros grandiosos (la cárcel).
Imposible no reírse con sus locuras.
Hay
una escena muy lograda visualmente: el asalto a la fortaleza del malo. Esos
juegos de líneas rectas y curvas de los cuerpos es una estética originalísima y
fascinante.
Lucy
es un personaje imponente al que no logran sacarle todo el provecho. Su candor
cuando es llamada mamá, su dureza como espía y su gestualidad loca tan
expresiva son una combinación fantástica que debería dar más frutos.
¡Ah!
Y la encantadora Agnes encontrará un unicornio de verdad. O algo que sirve
igualmente.
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