Horas
antes del atentado en la maratón de Boston. Vemos la vida cotidiana de los
policías, las víctimas, los que pronto estarán muertos. También la de los
terroristas.
Luego
el atentado y los acontecimientos posteriores.
Peter Berg vuelve a tomar un
hecho reciente de la historia americana y se muestra extraordinariamente hábil
para incrementar progresivamente la tensión.
Muy
bien rodada y montada. Mark Whalberg es el poli al mando en los primeros
minutos de caos. Él nos introduce en el desconcierto abrumador y su reacción
para tomar decisiones rápidamente. Después entran en el escenario más
personajes. La trama siempre es nítida y sorprende que aún encuentre hueco para
humanizar y trabajar la psicología de los personajes.
Hay
escenas magníficas que se encadenan una tras otra: el secuestro de Manny, el
caótico tiroteo nocturno contrastando
con la serena llegada de J.K. Simmons, el interrogatorio a la mujer del
terrorista. Esa interrogadora: sus cambios de tono, sus inflexiones (en
original, claro)… Me daba miedo hasta a mí. Buenísimo.
Es
buena. Pudo caer en el patriotismo o el sentimentalismo total. Pero hay detrás
un esfuerzo por construir una narrativa cinematográfica. Las escenas
mencionadas están construidas con esmero, con tiempo para crecer.
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