Johanna Pasquali es una
policía muy motivada. Y un puñetero desastre, la torpeza personificada, la
destrucción con patas. Un peligro para todos, menos para los delincuentes.
Nadie quiere tenerla cerca. Pero su padre es ministro y Pasquali logra entrar
en las fuerzas especiales. Su entrenador (Dany Boon) no está muy
contento.
Una de esas comedias
que Dany Boon fabrica como churros. Algunas, más afinadas, le quedan
bien y otras, como la presente, son para salir del paso. No es la primera vez
que trabaja con Alice Pol y ya han descubierto que son tal para cual.
Igual de gansos. Boon le cede el protagonismo a ella.
Las escenas de acción,
sin excesivos alardes, están bien rodadas. La peli funciona a trompicones y se
alarga en exceso con secuencias que no vienen a cuento. Sin embargo hay también
momentos francamente divertidos por lo idiotas que llegan a ser. Cada encuentro
con el presidente es una metedura de pata grandiosa.
Para ser francesa
resulta bastante políticamente incorrecta. Dany Boon se burla de
machismos, feminismos y clichés de moda. Con suavidad, sí. Pero se ve que no le
gusta que le digan cómo tiene que pensar.
Nada
del otro mundo pero sirve para entretenerse un rato.
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