20/4/17

The Good Fight. Temporada 1

-Ponla en el caso. Todo el mundo la odia. Es una buena forma de moldear a una luchadora.
Marisa. Qué tía. En un bufete de abogados, volando siempre bajo radar, haciendo las cosas a su manera, sin importarle leyes, reglas o historias.
Qué bien que Diane perdiera toda su pensión. ¿Qué iba a hacer ella en una villa de la Provenza francesa? ¿Y qué haríamos nosotros, espectadores?
La serie es buena. Odio las series de abogados y The Good Wife fue la única a la que me enganché. The Good Fight, de momento, lo hace. Pero creo que todos vemos algunos problemillas.
El principal de los inconvenientes es que ninguno de sus personajes nuevos tiene el carisma de los de su predecesora. Los grandes personajes son los heredados. Y Diane no parece la misma. Sin ser la jefa carece de la misma perspectiva, esa señora que era una leona dormida y podía saltar sobre cualquier cosa.
Maia Rindell sí es buen personaje, pero creo que habría necesitado más minutos para definirla mejor. Por cierto: así es como debe presentarse a una lesbiana (o un gay) en la pantalla. Y qué pocos saben hacerlo.
El final, tras el brindis por el aburrimiento, parece indicar que no nos vamos a aburrir. La sombra de la estafa piramidal de sus padres se convertirá, forzosamente, en la protagonista. Y Maia junto a esa sombra.

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