11/4/17

Big Little Lies. Temporada 1

-Me sorprende que la noche no fuera una masacre.
-¿Un muerto? Tampoco fue para tanto.
Lo siento, pero este supuesto dramón, dramón efectivo para mucha gente, contundente drama que ha encantado a tantos, yo solamente puedo tomármelo en broma. Me sorprendo partiéndome de risa.
Consiste en trasladar la concepción de El padrino a las relaciones de las familias de un pueblo. Y sí: en esos ambientes cerrados saltan chispas y se almacenan resquemores. Pero el tono es tan grandilocuente, las amenazas son tan shakesperianas, las venganzas tan épicas, las reacciones tan desproporcionadas, que me da la risa.
-En mi tesis acuñé el término padres helicóptero. Pero esas jodidas madres son putos kamikazes. Y no estoy de coña.
En ese “no estoy de coña” reside el problema. Porque, perdonad, guionistas, perdona, director, tenéis que estarlo. No puedes tomarte tan en serio a esas mamás capaces de vomitar en la cena que la rival ha preparado, de convertir una fiesta en lo más parecido a una Guerra Mundial, mamás que deberían estar con Pablo Escobar repartiendo plomo.
La serie tiene muchos detalles interesantes. Cosas como Nicole Kidman estirándose inconscientemente las mangas de la chaqueta para ocultar los moratones, cosas como conversaciones aparentemente inocuas que revelan tanto, cosas como los diálogos sinceros que muestran la vida demencialmente contradictoria que llevan. Y tiene, desde luego, un gran final, hilvanando con gran maestría todas las piezas en esa fiesta tan planificada en su progresiva tensión. Gran momentazo el de las 4 actrices juntas (Witherspoon, Kidman, Dern, Woodley) en la terraza y la llegada de Skarsgard. Y luego  Zoë Kravitz.
Pero eso no me la hace más creíble.
Metáfora: muerto el perro se acabó la rabia.

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