Yo siempre fui
pro-mutante. Quiero decir, mientras leía los cómics.
Luego llegaron las
pelis y, a medida que crecía la saga, iba comprendiendo mejor por qué la Bruja
Escarlata decidió pronunciar su hechizo: no
más mutantes. Cualquier cosa era preferible antes que soportar otra peli de
los X-Men.
Y entonces llegó
primero la serie Legion y,
ahora, esta estupenda película: Logan.
Porque James Mangold, que también parece hartito de los mutis, renueva
el modo de concebirlos. Es lo que tienen los mutis: puedes inventarles cientos
de variantes, de vidas extrañas, originales, impactantes. ¿Por qué ceñirse
siempre a los clichés?
Y así pasamos de los
mutantes pop (lo que veíamos hasta ahora) a los mutantes Mad Max. Bueno, no tan violenta,
pero casi. Logan es una road movie cruda, violentísima y
decadente. Y Hugh Jackman tiene la ocasión de mostrar músculos pero
también un montón de registros dramáticos.
-Ya no queda ni un
revólver en el valle.
La frase es de Raíces profundas, a la que dedican
una secuencia, y le sirve a Laura para dar sentido a su vida.
La peli tienes
sorpresas, dosifica bien la acción, deja mucho para el drama personal y tiene
un cierre redondo. También se puede hacer una lectura política antri-Trump
si se quiere, pero eso es lo de menos.
No entiendo porque casi
toda la crítica española la castiga. No sé. Igual no les pusieron aceitunas en
el pase de prensa.
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