La única película que
había visto hasta ahora de Samuel Benchetrit me gustó bastante: Janis y John.
Esta es distinta. Muy
distinta en realidad. Al contrario que en Janis y John, donde todo era frenético para mostrarnos la
tensión permanente de su protagonista, aquí domina la pausa para mostrarnos a
la gente de un bloque de edificios, en los suburbios, en la Ciudad Picasso, París,
Francia. Allí todo es feo, gris, sucio y las gentes no son felices.
Así que vamos a conocer
a un puñado de los residentes de este bloque de edificios y a un astronauta de
la NASA que, por error, aterriza en la azotea. Triste, lánguida, extravagante
y, a ratos, totalmente surrealista. Entre la burla y la seriedad, el humor
absurdo y la languidez.
El reparto reúne a
gente variopinta: la francesa Isabelle Huppert, el americano Michael
Pitt, la argelina Tassadit Mandi y la italiana Valeria Bruni
Tedeschi.
Es una historia muy
sencilla de gentes con corazones rotos que, por un instante, logran romper la
soledad de sus vidas. Y eso, tal vez sólo eso, sea suficiente para encontrar un
atisbo de esperanza.
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